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Calixto Negrón Aponte

Secretario de Comunicaciones del PIP
Hay algunos que albergan ciertas esperanzas amparándose en los resultados del proceso electoral. La historia se repite cada vez que hay un cambio de gobierno, o de partido, mejor dicho. Tras 44 años de evidencia, no hay razón alguna para tal ilusión, si el nuevo inquilino resulta ser alguien que llegó a Fortaleza montado sobre cualquiera de los dos partidos que han mal gobernado al país por más de cuatro décadas. Ya veremos, cual "Deja Vu", repetirse la misma dinámica de ciclos electorales pasados: mucho entusiasmo y expectativas al inicio del mandato, y decepción y frustración al final del cuatrienio.


Esta desgracia, que se repite y se repite, es producto del fracaso acumulado del Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP) en impulsar seria, responsable y eficientemente soluciones audaces para los principales problemas del país: superar la condición colonial, implantar un nuevo modelo de desarrollo económico, garantizar la protección de nuestros recursos naturales, erradicar la corrupción, convertir la justicia social en una prioridad gubernamental, rediseñar nuestro gobierno y reformular nuestra legislatura sin menoscabar sus poderes constitucionales ante una rama ejecutiva todo poderosa.
El reto es evitar el "Deja Vu", y cada uno de nosotros, sin rendir principios, aportar nuestro grano de arena para salvar al país de la mediocridad y la politiquería. Para eso es impostergable establecer prioridades y abrir caminos hacia la confluencia de iniciativas que estén dirigidas a atacar la raíz de nuestros grandes problemas.
La persecución, el revanchismo, la jauja de contratos para amigos e inversionistas políticos, la cerrazón, la manipulación a fuerza de millones en publicidad gubernamental y la idolatría a modelos políticos y económicos del pasado ya fracasados no pueden tener cabida a la altura de estos tiempos.
Se impone ahora un verdadero reto. El reto de construir un enorme consenso para una nueva agenda de país amparado en el reclamo inequívoco del pueblo con respecto a nuestro dilema fundamental como sociedad: el problema colonial. Por primera vez en 114 años de colonialismo norteamericano el 54% del electorado voto que NO quiere continuar bajo el régimen de subordinación actual y exigió superar nuestra indignante condición colonial. Falta ahora patriotismo y respeto propio para hacer valer la voluntad de nuestro pueblo. Este debe ser nuestro primer consenso. Empecemos por ahí.