Gobernadora: Es hora de aclarar
Por Senador Fernando Martín García
Presidente Ejecutivo del PIP
30 de marzo de 2001
Con cada día que pasa debe ser mayor la preocupación del país por la creciente insistencia con que la Gobernadora Calderón y sus portavoces caracterizan el problema de Vieques como uno primordial o fundamentalmente de salud pública.
No cabe duda de que los problemas de salud de los viequenses, que todo indica estan relacionados con las actividades militares de la Marina, son y deben ser fuente de consternación para todos y deben examinarse exhaustivamente. Es igualmente indudable que la mera sospecha fundada -como ya existe- de que las maniobras militares en Vieques puedan ser causa de todos o algunos de esos graves problemas debe ser motivo más que suficiente para detener dichas maniobras de inmediato.
Advierto sin embargo que la importancia y el dramatismo de los problemas de salud no pueden servir para adormecer la conciencia de nuestro pueblo con respecto a otros valores e intereses de altísima jerarquía que están en juego aquí.
Limitarse al tema de la salud supone el riesgo de que ulteriores estudios científicos -bajo el control o la influencia de la Marina- desmientan la relación entre las maniobras y los problemas de salud y dejen al gobierno de Puerto Rico a merced de la Marina quién reclamaría entonces luz verde para proseguir con sus maniobras y prolongar su presencia en Vieques.
Resulta pues vital recalcar que la exigencia del cese inmediato y permanente de los bombardeos en Vieques se fundamenta -en adición a las preocupaciones sobre la salud- en el respeto a la voluntad de nuestro pueblo y en su derecho a la autodeterminación; en el derecho a la paz, a la tranquilidad, a la integridad ambiental, y al desarrollo económico del pueblo de Vieques. Es un planteamiento de valores morales y democráticos.
Es obvio, por ejemplo, que si los estudios en progreso lograran precisar la relación de causa y efecto entre el cañoneo naval y las alarmantes anormalidades cardiovasculares encontradas en la población de pescadores viequenses cualquier reanudación de las maniobras sería un acto de genocidio por parte del gobierno de los Estados Unidos. Es igualmente obvio que si tales fueran los hallazgos el bombardeo tendría que cesar para siempre. Pero, ¿es que nuestros derechos se reducen a no ser víctimas del genocidio? ¿Es que la Marina puede hacer lo que quiera siempre que no envenene a los viequenses?
Aunque esa no sea la intención, poner todos los huevos en la canasta de los efectos nocivos a la salud es jugar el juego de la Marina, en la cancha de la Marina, y con las reglas de la Marina. Tiene como consecuencias además desmerecer la voluntad de nuestro pueblo, encubrir la subordinación política subyacente, y sentar las bases para aceptar con resignación las directrices del Presidente Clinton que la inmensa mayoría del país ha repudiado.
Es hora pues de que la Gobernadora aclare y envíe un mensaje público y contundente al gobierno de los Estados Unidos anunciando que la reanudación de las maniobras es inaceptable para nuestro pueblo en cualquier circunstancia, y que ella tomará todas la medidas a su alcance -incluyendo acudir ante la comunidad internacional y expresar, como antes de las elecciones, su respaldo a la resistencia pacífica del pueblo- para impedir tal imposición. Es forzoso reconocer que, desgraciadamente, este no ha sido el mensaje que la Sra. Calderón ha proyectado desde que asumió el poder.
La gobernadora no hubiera ganado las elecciones si no hubiera hecho suyo durante la campaña el reclamo de firmeza de nuestro pueblo ante el chantaje al que sucumbió el gobierno anterior. Es hora de honrar de verdad su compromiso tomando las acciones y asumiendo las posiciones que le transmitan inequívocamente al gobierno de los Estados Unidos que esta es una lucha que nuestro pueblo no está dispuesto a perder por ninguna razón.
Es momento de recordar la admonición que se recoge en el Cid Campeador, "lengua sin manos, ¿cómo osas hablar?"