EL MUNDILLO DE LA CORRUPCIÓN
Por: Juan Manuel Mercado Nieves
Publicado en El Vocero
11 de diciembre 2015
Desde Moca, un nuevo mundillo se elabora. Alejado del trabajo artesanal que con esmero se ha elaborado por años con el esfuerzo de manos gloriosas que crean belleza, el mundillo de Anaudi Hernández y Lutgardo Acevedo, se cimienta en la deshonestidad y falta de decoro.
Este nuevo mundillo se teje con hilos rojo y azul. De confección experta, el trabajo tiene como patrón las ansias de enriquecer a inversionistas que traquetean para empancinarse los fondos públicos destinados a atender las necesidades del país. Diestros en su oficio, y con mucho afán, clavan sus alfileres en la ilusión de nuestro Pueblo y desvían los recursos dirigidos a la educación, la salud, la transportación y los servicios que reclaman los puertorriqueños. Moviendo con destreza los bolillos putrefactos que codiciosamente crean una madeja que lacera la confianza de los puertorriqueños en su gobierno y provoca una momentánea indignación que tristemente desemboca en la indiferencia y hasta en la aceptación del clientelismo y del enriquecimiento ilícito de fondos públicos como algo que pertenece a la cotidianidad, los bolillitas de la corrupción trabajan con la seguridad de que la convulsión de la campaña política borrará la frágil memoria de algunos puertorriqueños.
Los recientes señalamientos de clientelismo y degeneración de los recursos públicos, que implican a uno de los principales recaudadores del PPD, Anaudi Hernández y otros allegados al Gobierno, desvelan el último patrón en el mundillo de la corrupción. No es la primera vez que esto pasa. Mundillistas populares y penepés han sido convictos o señalados en muchas otras ocasiones. La madeja de la corrupción roja y azul hace patente las patéticas expresiones del gobernador García Padilla de que le provocó “coraje” y “molestia” conocer que miembros de su administración y empresarios allegados a su persona hayan sido vinculados a actos de corrupción. Más que “coraje” o “molestia” el gobernador debió sentir vergüenza, pues su gobierno no ha sido vacunado contra el germen de la corrupción y su consecuencia directa, la debacle económica que vive el país. A García Padilla se le fue la guagua hace rato para atajar la corrupción, ahora con lamentarse no se resuelve nada. Al Gobernador, al Presidente del Senado y al de la Cámara de Representantes, gracias, por nada.
¿Quién le hace justicia al pueblo ante el saqueo de fondos públicos? ¿Quién rompe el régimen de padrinazgo, inversionismo político que lleva al deterioro de nuestra Patria y condena a las clases medias a hacer maromas para estirar la quincena? No pensemos que del Norte nos llega la caballería. Los bolillistas de la corrupción también conviven con los federales y forman parte de la araña sobre la cual se teje nuestro régimen colonial. No pretendamos tapar el cielo con la mano pensando que el gobierno federal no se lava la cara de la corrupción del coloniaje señalando la lacra en la frente del otro, cuando rehúsa mirarse al espejo.
Quien único le hace justicia al pueblo es el pueblo mismo. Con lamentarnos y votar como hasta ahora, no resolvemos nada. Es obligación de los puertorriqueños romper con el patrón del mundillo electoral que perpetúa la corrupción. ¡No permitamos que quienes siempre nos han fallado, tejan por nosotros una madeja de corrupción! Arrebatémosle con nuestro voto a quienes siempre nos han faltado y tejamos un país con porvenir para nuestros hijos. Hoy más que nunca cobra vida lo dicho por don Gilberto Concepción de Gracia, fundador del Partido Independentista Puertorriqueño, cuando un congresista le preguntó, qué sería si no fuera independentista, y éste le contestó: "...si yo no fuera independentista, me moriría de la vergüenza."