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CONSENSO PARA LA DESCOLONIZACIÓN

Por Denis Márquez
Secretario de Organización
Partido Independentista Puertorriqueño
Publicado en Periódico Metro 3 julio 2015

El gobernador de Puerto Rico le confirmó al país lo que todo el mundo ya sabía: que el gobierno sería incapaz de pagar la inmensa deuda pública que asfixia económicamente al país, demostrando una vez más la crasa negligencia en su gestión gubernamental. Este anuncio se realizó luego de dos años y medio de tratar de presentarle consistentemente al país un cuadro gubernamental fantasioso, lleno de falsedades y mediocridades que sirvió para encubrir, una vez más, que los gobiernos azules y rojos han sido responsables y cómplices de la debacle económica y social en que vivimos.

 

A raíz de esta "crónica de una muerte anunciada" el gobernador se ha reunido con diversos sectores sociales y políticos incluyendo al independentismo a través del presidente del Partido Independentista Puertorriqueño, Rubén Berríos Martínez. Como resultado de esas reuniones se habla de la posibilidad de lograr un consenso para un plan fiscal. Para el PIP, la posibilidad de participar en dicho proceso dependerá de muchos factores y de la voluntad del gobierno de atender de forma directa y amplia los problemas económicos.

Este consenso sólo puede existir si se desiste de la pretensión de continuar golpeando a la clase trabajadora y media con nuevos impuestos y si se detiene el intento de disminuir, como lo propuso el informe medieval de la Sra. Krueger, el salario mínimo que reciben miles de personas y con el cual intentan subsistir, incluso mediante trabajos a tiempo parcial. Tampoco puede existir consenso con una "reforma laboral" que desemboque en la eliminación de derechos y conquistas laborales que han protegido a los trabadores por años. Proponer esto a estas alturas del siglo XXI es realmente patético y está totalmente desligado del supuesto básico de lo que puede y debe ser la equidad y la aspiración a una sociedad más justa. Tampoco puede haber consenso si no existe la valentía y la voluntad política de revisar los acuerdos de exención contributiva de las grandes empresas. Muchos de esos han sido una especie de "cheque en blanco", al igual que en el pasado con otro tipo de empresas absentistas, que se llevan miles de millones de dólares en ganancias y no han contribuido a generar empleos ni aportan a la economía del país. Todo ello con el aval de los gobiernos PPD y PNP.

Una verdadera reforma contributiva debe ser integral donde los que más tienen sean los llamados a pagar más. No es posible trabajar en común acuerdo si se pretende desmantelar el andamiaje de corporaciones públicas y entregárselas al mejor postor en detrimento de los servicios y los consumidores. Hay que planificar e implementar cuidadosamente profundos cambios estructurales y sacar de ellas el virus político que las mantiene enfermas económica y operacionalmente.

Para atender esta debacle económica es necesario, como le señaló el Lcdo. Berríos al gobernador, enfrentarnos al problema del estatus. No es posible pretender, e incluso ilusionarse, con una posibilidad de desarrollo económico si no atendemos la situación colonial en que vivimos. Este sistema ha provocado la dependencia económica, social y hasta mental en generaciones de familias. Ha provocado que seamos una sociedad de un alto consumo artificial pero de una mínima producción económica. El consenso tiene que ir dirigido a que definamos las diversas propuestas de estatus y enfrentar al gobierno federal para que responda a ellas. Se trata de provocarles una crisis política para que se atienda la crisis en que vivimos.

En días recientes, a través de diversos medios de comunicación y en las redes sociales, se ha divulgado una publicación del desaparecido periódico El Mundo del año 1975 cuyo titular reproducía la expresión denunciante de Rubén Berríos: "Estamos destinados a bancarrota y mantengo''. Luego de 40 años, esa es, efectivamente, nuestra cruda realidad. Es tiempo ya de genuina transformación, de cambio, de consenso hacia la descolonización, para que los futuros titulares destaquen el desarrollo económico y social con la libertad necesaria para reconstruir esta nación.