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De espectadores a actores

Por Lic. Denis Márquez Lebrón
Secretario Organización PIP
Publicado en Periódico Metro
19 de diciembre 2014

El anuncio del comienzo de la normalización de las relaciones diplomáticas entre los Gobiernos de Estados Unidos y Cuba refleja, como señalara el propio presidente Obama, que las políticas opresivas y de aislamiento del Gobierno estadounidense no funcionaron. Constituye, además, el inicio de futuros cambios políticos y económicos en América Latina y el Caribe que definitivamente afectarán a Puerto Rico de múltiples maneras. Será nuestra responsabilidad, individual y colectiva, encaminarnos a formar parte de este intercambio económico y cultural.

 

Sin embargo, mientras continuemos mirando, desde la distancia colonizada, el juego político en Latinoamérica, el Caribe y el resto del mundo, mientras no tengamos ningún poder para insertarnos y jugar de igual a igual, seguiremos viviendo las consecuencias nefastas y las desventajas de la ley de cabotaje y el mercado común que ahogan la industria y el comercio puertorriqueños. Los cambios políticos anunciados demuestran que la política de aislamiento de Cuba por parte de Estados Unidos va en contra de los intereses económicos y políticos de Estados Unidos, y obviamente siempre han estado en contra de los intereses de Cuba. De igual forma, el ELA colonial ha perjudicado las posibilidades de desarrollo político y económico de Puerto Rico y va en contra de los propios intereses políticos de Estados Unidos.

La frase relaciones diplomáticas es inexistente en el vocabulario colonial del ELA. Esas realidades políticas solo son posibles cuando los países pueden ejercer la real y plena soberanía de la independencia de las naciones. Cualquier acción denominada diplomática actualmente en Puerto Rico es simple y llanamente una burda mentira. Mientras no iniciemos un verdadero proceso de descolonización que culmine en la independencia, seremos meros espectadores de ese proceso.

La permanente incompetencia del Gobierno de turno y la quiebra política, económica y social del ELA colonial demuestran la urgente necesidad de acabar con el colonialismo. Es por ello que las palabras del presidente de Estados Unidos de "dejar atrás el legado del colonialismo" se tienen que convertir en acción. ¿Seguiremos en las gradas como meros fanáticos mientras en el Caribe y el resto de Latinoamérica se siguen concretando tratados, acuerdos comerciales, económicos y culturales y se crean y fortalecen organizaciones políticas en las que están representados todos los países de la región con la evidente excepción de Puerto Rico?

Es imperativo continuar insistiendo en la asamblea de estatus como mecanismo procesal en el que todas las alternativas de estatus cumplan con el mandato del pueblo de Puerto Rico que rechazó mayoritariamente el colonialismo. Esa es la forma de enfrentar a Estados Unidos. De igual forma, el presidente de Estados Unidos y su gobierno, para ser consistentes con su pronunciamiento en contra del colonialismo, debe liberar a Oscar López.

Estamos ante un nuevo e importantísimo escenario político y económico que vincula a Puerto Rico. Es otra oportunidad; son nuevos tiempos, nuevos escenarios dirigidos a lo que todos aspiramos, a las transformaciones políticas y a la libertad.