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Hacia la descolonización

Last Colony
Por DENIS MÁRQUEZ
Secretario Organización PIP
Publicado en Periódico Metro
01 mayo 2015

La contribución del documental The Last Colony, del cineasta puertorriqueño Juan Agustín Márquez, es diversa dentro del contexto actual de la sociedad puertorriqueña. Primero, por la utilización del medio audiovisual tan necesario en este país como instrumento, no solo para contar historias, sino para divulgar y estimular la discusión de problemas y concientizar sobre los mismos de forma más profunda.

Segundo, porque no podemos olvidar que los proyectos de cine realizados en Puerto Rico son ejemplos de entusiasmo y perseverancia ante los constantes problemas de financiamiento, distribución y monopolio de las salas de cine. En tercer lugar, porque este proyecto trae a la atención del público el fundamental problema de la subordinación política de Puerto Rico, que resulta ser una invitación al diálogo urgente y necesario ante la evidente y cruda realidad del colapso del fatulo modelo colonial del Estado Libre Asociado.

The Last Colony llega a las salas de cine en momentos en que es clara la crisis y la incapacidad del Gobierno de P. R. de atender y resolver los problemas económicos y financieros. Son momentos en que nuestro país sigue empobreciéndose a pasos agigantados a causa de la dependencia y en que las posibilidades de crecimiento económico y de desarrollo social se cancelan y se anulan por las ataduras que provoca la subordinación política que nos convierte en meros espectadores de los tratados y acuerdos comerciales a través del mundo y en particular en Latinoamérica. La constante eliminación y cierre de grandes sectores del comercio puertorriqueño es otra consecuencia palpable de la imposición de la Constitución de los Estados Unidos y sus leyes federales, que no nos permiten proteger ni incentivar el comercio local ante las invasiones del comercio extranjero. De igual forma, hablar de seguridad alimentaria en este contexto es una ilusión, en la medida en que nos dominan el desastre gubernamental, las leyes de cabotaje, la imposibilidad colonial de prohibir las multinacionales que enferman nuestras tierras y promueven proyectos y productos que destruyen nuestro medioambiente.
El documental retoma el histórico hecho del resultado del referéndum de noviembre del 2012 en el cual la mayoría rechazó continuar viviendo el actual estatus colonial. El filme documenta con pietaje los testimonios de la vista del Senado de los Estados Unidos, donde se reconoció la importancia de ese resultado y de la necesidad de movernos hacia la descolonización de Puerto Rico. Con ese punto como partida, presenta las dos caras de la moneda del problema colonial. Por un lado, en Puerto Rico hay varios sectores: los que insisten en perpetuar el pasado, en reafirmar que el problema colonial es la solución, pero que no logran de forma alguna definir —y mucho menos concretar— una alternativa de estatus que cumpla con los mínimos de la descolonización. Otro sector intenta el doble mensaje de querer ser "americano" para intentar que los acepten quienes siempre los han rechazado, tratando de conjugar con eso la importancia de ser puertorriqueño. El independentismo reafirma, como señala la senadora María de Lourdes Santiago en el documental, nuestra identidad puertorriqueña y latinoamericana y la oportunidad, como señala Fernando Martin, de ser parte de las más de 180 naciones del mundo que son independientes. Esa independencia, no hay duda, es la que nos permitirá entrar en el mundo de la interdependencia de los países libres. La otra cara, la del Gobierno de los Estados Unidos en su obligación de asumir su responsabilidad política ante el problema colonial de Puerto Rico. En esa instancia claramente coincido con el planteamiento del documental.

The Last Colony es otra oportunidad de diálogo, de reflexión, de cuestionamiento al modelo colonial existente. Son imágenes de un problema que nos persigue por demasiado tiempo ya. Tengo la plena convicción de que el proceso de descolonización de Puerto Rico es irreversible y espero, como reclama en el documental nuestro héroe nacionalista Don Rafael Cancel Miranda, poder celebrar con él la libertad, la independencia de Puerto Rico.