Nos toca a nosotros
Por José Javier Muñiz Quiñones, MD
Publicado en Periódico Visión
22 de junio de 2015
Los tiempos que corren son difíciles para nuestro pueblo. No hay que volver a enumerar el sinfín de problemas sociales y económicos que tiene el Estado Libre Asociado, ni resaltar su incapacidad para salir del hoyo en que estamos. Esas son verdades obvias ante cualquier observador o integrante de esta realidad que nos golpea todos los días. Hoy está clarísimo que el ELA no le sirve bien a Puerto Rico. Quien no lo vea...
Tenemos sólo una opción real, la Independencia. La libre asociación podría discutirse como parte del periodo de transición hacia la Independencia pero no debe verse como una opción separada. La estadidad, hoy favorecida por un amplio sector de nuestra población, es un espejismo. Mientras más creamos acercarnos a ella, más la vemos alejarse. No depende de nosotros los puertorriqueños si no del Congreso de los Estados Unidos, país que nunca se ha caracterizado por hacer malos negocios. En noviembre de 2012, un 54% de nosotros votó para acabar con el ELA. Si esa votación se celebrara hoy la derrota sería aún más aplastante.
El independentismo, bajo el liderato de Rubén Berríos Martínez, ha continuado esfuerzos en el plano internacional, logrando un papel protagónico importante en las reuniones cumbres de la CELAC y de la Organización de Estados Americanos durante este año. En ambas instancias Rubén ha insistido en la responsabilidad descolonizadora de los Estados Unidos en este asunto. Se les acabó la excusa de que somos los puertorriqueños los que tenemos que ponernos de acuerdo, cosa que ellos saben que no es posible. Se acabó jugar el papel de "innocent bystander", no solamente porque se lo exigimos los independentistas sino porque se lo exige el resto de la América Latina y el Caribe. Al momento de publicarse esta columna se habrá vuelto a ver el caso de Puerto Rico en el Comité de Descolonización de Naciones Unidas y estarán por celebrarse vistas en el Congreso de Estados Unidos en relación a nuestro estatus y economía. En ambos casos participarán líderes de todas las tendencias políticas en Puerto Rico que deberían sumarse al reclamo para que Estados Unidos asuma su responsabilidad descolonizadora.
Queda un eslabón en esta cadena de lucha que hay que fortalecer, la organización del independentismo en todas sus variantes a nivel de Puerto Rico, de sus pueblos, de sus barrios, de sus unidades electorales, de los centros de trabajo, de los comités de base. Esto requiere de la suma de voluntades, del esfuerzo y de la generosidad de todas y todos los que entendemos la urgencia de un proceso descolonizador. No basta con entender, hay que sumarse y actuar. Los tiempos de mirar el proceso desde las gradas por temor a perder se acabaron. No hay espacio para la complacencia, los personalismos o el desánimo. Esto nos toca a nosotros, a usted que me lee y a mí.