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PARA SALIR DE LA QUIEBRA

Por Denis Márquez
Secretario de Organización
Partido Independentista Puertorriqueño
Publicado en perodico METRO 19/junio/2015

En los términos más comunes y cotidianos se define el concepto quiebra como la situación legal o económica en la que una persona o empresa no puede cumplir con sus obligaciones, sus deudas, y tiene que recurrir a un procedimiento legal para atender el asunto. Pero cuando se habla de quiebra en el gobierno, en este caso el de Puerto Rico, el concepto toma otras vertientes y repercusiones. La quiebra no es solo económica, es también administrativa, política y social, arropando y abarcando todo el país hasta sus más íntimos rincones.

 

La reciente noticia de que el gobierno de Puerto Rico discutió la posibilidad de declararse en quiebra es un signo demostrativo no solo de la desastrosa situación financiera del gobierno central, sino que obliga a concluir que han sido décadas de manejos irresponsables del presupuesto, de las finanzas, de la deuda pública y de una pésima gestión en la administración pública. Una declaración de quiebra por parte del gobierno central trae por obligación la discusión de si esa sería una opción real para el gobierno de la colonia ante la posibilidad de que el Tribunal Federal lo impidiera- ejerciendo, una vez más, su dominación política-, como sucedió con la llamada Ley de quiebra criolla que el tribunal anuló y que ha provocado la peregrinación sumisa de rojos y azules por los pasillos del Congreso en Washington. Suplican allí que se apruebe la legislación que permitiría las quiebras de las corporaciones públicas y que el gobierno federal, a través de su corte de quiebras, sea quien decida el futuro de ellas.

Como he señalado, no solo existe una quiebra económica, el gobierno en su gestión pública demuestra la más clara señal de su bancarrota operacional. La discusión del próximo presupuesto está centrada en a cuál agencia se le recorta más o menos presupuesto, qué servicios se verán afectados, cuántas escuelas se cerrarán. Mientras, como se ha reseñado por diversos medios, aquellos que son apadrinados por el gobierno de turno siguen recibiendo sus contratos y beneficios. El sistema de salud pende de un hilo, el banco del gobierno está sin fondos, la tasa de participación laboral sigue disminuyendo, la emigración continua, la ausencia de planificación urbana y ambiental nos pasa factura con una sequía y un racionamiento de agua que afecta a miles de familias, comercios e industrias. El concepto del principio del mérito en el sistema público brilla por su ausencia, donde la identificación con el partido del gobierno de turno asegura un puesto e incluso aumentos de sueldo. Miles de empleados públicos cuyo norte es su trabajo no reciben nada, por el contrario les han vapuleado su retiro y sus condiciones de trabajo cada día son peores.

El cuadro social no puede ser más desolador. La quiebra del llamado Estado Libre Asociado, no solo es real, es contundente, pero desgraciadamente muchos de los que han sido responsables de la misma siguen apostando al pasado y su propuesta de cambio es mantenernos en el estancamiento político y social.


La alternativa del gobierno para mejorar la crisis económica ha sido aumentar las contribuciones a la clase media y trabajadora mediante el aumento al impuesto al consumo. Las corporaciones públicas necesitan cambios y transformaciones al igual que el gobierno central. Pero esas transformaciones no pueden ir dirigidas a desmantelarlas para entregárselas al mejor postor.


Es tiempo de nuevos y más poderes económicos y políticos para salir de esta gran quiebra nacional en que vivimos. Porque estamos convencidos de las posibilidades de cambios, de la necesidad de acabar con el padrinazgo político que permea todo el gobierno, de la necesidad de transformaciones al sistema contributivo basadas en la equidad y en la justicia social de forma integral es que promovemos que los que nos han llevado a esta quiebra social no sigan siendo los protagonistas. Es tiempo de reflexionar de repensar nuestro país, de asumir responsabilidades y ser los protagonistas del cambio.