Tiempo de caminar erguidos
Por Denis Márquez Lebrón
Secretario de Organizacion PIP
Publicado en Periódico Metro
27 de febrero 2015
El Tribunal de Estados Unidos en Puerto Rico declaró inconstitucional la llamada ley de quiebra criolla. Fue una decisión tomada por un juez nombrado e impuesto por ellos al amparo, no de la Constitución del ELA, sino de la Constitución estadounidense. Como consecuencia directa, surge el apoyo del gobierno —y de la mayoría popular y la minoría penepé en la Legislatura— al Proyecto del Congreso para permitir a Puerto Rico reestructurar sus deudas bajo el capítulo 9 del Código de Quiebras de Estados Unidos. Este drama es el más reciente ejemplo de la clara e inequívoca realidad colonial puertorriqueña: no tenemos ningún tipo de poder político y el Congreso de los Estados Unidos es y sigue siendo quien decide y controla la economía, las finanzas y el Gobierno de Puerto Rico.
La gran mayoría del país certifica que la situación económica y financiera del gobierno está en crisis. Padece de una enfermedad terminal y se mantiene "vivo" con métodos y acciones artificiales que lo único que han logrado es extender su agonía y la nuestra. El aumento descomunal de la deuda pública y la precaria situación fiscal de múltiples corporaciones públicas llevaría a gobernantes sensatos a examinar las leyes y programas de incentivos económicos a las empresas extranjeras cuya ineficacia y ausencia de beneficios para Puerto Rico ha denunciado el PIP por tantos años y que recientemente han señalado también diversos sectores del país.
Esa sensatez que le reclamamos al Gobierno llevaría a reconsiderar seriamente las terribles consecuencias de la imposición de una contribución de 16 % a miles de jóvenes pobres, a miles de jefas/jefes de familias que buscan posibilidades de futuro, estudiar, hacerse de una profesión, salir del desempleo y contribuir a la sociedad. Imponer ese tributo amenaza a miles que luchan y procuran que sus hijas e hijos puedan ejercer el derecho a la educación y a la vida digna que todos merecemos.
Llevamos años proponiendo que lo sensato es imponer una tasa de un 10 % a la repatriación de ganancias a corporaciones extranjeras y, recientemente, hasta el propio gobierno de Estados Unidos, al que estos legisladores se allanan tan incondicionalmente, está adoptando una propuesta similar.
Más que claro: es necesario reestructurar el gobierno para encaminarnos a fortalecer nuestra economía. Hay que acabar con el padrinaje político en la contratación de bienes y servicios. Es tiempo de respetar y apoyar a los miles de servidores públicos cuyo principal obstáculo es el control político partidista de la gestión pública. Es tiempo de mirar de frente, con valentía, la renegociación de la deuda pública con la responsabilidad de que lo principal y fundamental sean los servicios y derechos de los ciudadanos de nuestro país, como debe ser.
El liderato del Partido Popular, en su histórica vocación inmovilista, perdió nuevamente una gran oportunidad cuando rechazaron la asamblea de estatus que nos da la oportunidad de ir erguidos, ante el Congreso de los Estados Unidos, exigiendo la descolonización con el respaldo mayoritario del país; rechazando la quiebra económica, social y moral que es el colonialismo. Pero van al Congreso a hacerles eco a los estadoístas. Es tiempo de reconocer quiénes han sido los responsables de traernos hasta aquí y de exigir responsabilidades. El tiempo de ir cabizbajo, sometido, sin columna vertebral ante el Congreso y pedirle e implorarle "declárame tú en quiebra porque eres tú quien puede" pasó a la historia. Tenemos la oportunidad ahora de exigir cambios y transformaciones dignas de una vez y por todas.