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 Los poderes del cambio y la reconstrucción

Por Denis Márquez Lebrón
Secretario Organización PIP
Publicado en Periódico Metro
06 febrero 2015


Al igual que las finanzas del Gobierno central, las de los municipios andan o más bien se arrastran por muy mal camino y en absoluta crisis. Las noticias sobre la reducción de jornadas laborales de los empleados municipales, sobre la constante falta de liquidez para poder responder con sus obligaciones financieras, son la orden del día, cada día. Pero, claro está, no se detienen los contratos para el beneficio de algunos, ni la construcción de obras "faraónicas" que frecuentemente terminan en desuso y abandonadas,

ni la constante celebración de fiestas de todo tipo, reiterando la institucionalización del "baile botella y baraja" o, hasta recientemente, la propuesta de construir una pista de patinaje sobre hielo en un municipio.

 

La historia de la crisis económica y fiscal de los municipios no es reciente. Son muchas décadas de mala administración, politización, ineficiencia y corrupción. La aprobación de la Ley de Municipios Autónomos en 1991 y sus subsiguientes enmiendas incrementaron las funciones y áreas de competencia municipal sin establecer claros controles financieros. Provocó una mayor dependencia del Gobierno central y creó una marcada diferencia entre los grandes municipios y los más pequeños, que no cuentan con las necesarias estructuras financieras ni económicas.

Más allá de discutir si se debe cambiar el modelo del IVU al IVA pues no se trata de una discusión o debate teórico, el análisis debe centrarse en el impacto en la realidad puertorriqueña. Tanto en el Gobierno central y aún más en los municipios es clara la ausencia de un real monitoreo sistemático para controlar el gasto público, las Legislaturas municipales que han sido "sellos de gomas del alcalde" y que no cumplen con su función de fiscalizar al alcalde. La Oficina de Auditoría municipal no lleva a cabo la gestión real y eficiente de auditar las finanzas y los gastos municipales. Por el contrario, existe un constante uso indebido en la compra de bienes y servicios por parte de los municipios, esquivando los debidos procesos como las subastas.

Para que lo municipios puedan salir de sus crisis financieras y ser vigentes en la vida pública puertorriqueña, es imperativo una transformación del esquema legal de la Ley de Municipios Autónomos, haciendo de instituciones como las Legislaturas municipales y la forma de administrar la finanzas municipales más democráticas respondiendo eficazmente a los ciudadanos.

Desde el PIP proponemos que, antes de imponernos una nueva carga contributiva y un impuesto sobre otro, es necesario aumentar las tasas contributivas a los corporaciones acogidas a las diversas leyes de exención contributiva. Impera la necesidad de que la Oficina de Gerencia y Presupuesto fiscalice de forma real el gasto público y que se cree un Fondo de Reconstrucción Nacional con la participación e inversión de diversos sectores de la sociedad que incluya a las cooperativas, las corporaciones de trabajadores y sectores privados. Es imperiosa también la necesidad de renegociar la deuda pública.

La crisis fiscal del Gobierno y sus municipios son la consecuencia del ELA colonial. Son necesarios cambios en la forma de gobernar para trasformar y consolidar operaciones municipales. Pero esta necesidad de trasformación de la sociedad requiere caminar hacia un desarrollo económico que nos permita salir verdaderamente de la crisis. Tenemos que acabar con el estatus colonial que nos ata y nos ahoga. Son necesarios la descolonización y los poderes que solo provee la independencia.